agosto 23, 2012

El interés que no aprovecha


"Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis." Juan 6:26

Saludos a todos! Ésta es otra de las reflexiones que leo y me gusta compartir por acá. Lamentablemente, a todos nos toca vivir rodeados de personas interesadas, aquellos que nos buscan o están con nosotros sólo esperando recibir algo a cambio.

Ésto se vive mucho en aquellos lugares donde estudiamos (ya sea el colegio, la universidad, entre otros), o donde trabajamos. Ese tipo de personas que sutilmente buscan sacar provecho de nosotros cuando talvéz unas dos o tres veces se dieron cuenta de que existimos, o aquellos que nos llaman por teléfono llegando directamente al grano de lo que buscan sin si quiera darnos un saludo o preguntar cómo estamos. O también, en algunos casos, esas personas que se disfrazan de amigables y buenos, son las mismas que nos desean maldades. Es increíble hasta donde pueden llegar las intenciones de algunas personas, pero por más que nos cueste, a veces hay que llegar al punto de decir basta (Mansos pero no mensos...).

En tiempos de elecciones los políticos intentan convencer a las multitudes que son la mejor opción. Y se afanan por lograr mayor cantidad de votantes. Lamentablemente, se utilizan elementos de presión para lograrlo. Aquellos políticos que tienen mayores recursos económicos son los que consiguen los actos con mayor asistencia. Y en cada acto, el discurso siempre trata de seducir al auditorio y se cuidan mucho de lo que dicen para no herir la susceptibilidad del público.

Jesucristo es totalmente lo opuesto. Su fama crecía en forma exponencial. Y luego del milagro de la multiplicación de los panes y los peces, en lugar de ser seguido por cientos de personas, era seguido por miles. ¡Cualquier político hubiera deseado tener ese nivel de popularidad!

Y frente a la multitud que lo aclamaba, Jesucristo hace esta declaración: Me siguen porque les di comida. Se están equivocando. Y los enfrenta con su cruda realidad. En lugar de decirles palabras lindas para que lo continúen siguiendo, Cristo les declara la verdad. Ellos lo seguían por interés. Y ese tipo de seguidores a El no le interesaban.

Hoy no encontramos esta claridad de mensaje. Nos acostumbramos a tener un discurso poco ofensivo y conciliador, que intenta no ofender al auditorio. Estamos igual que los políticos tratando de convencer con algún medio que se acerquen a escuchar palabras lindas. Y nos olvidamos del ejemplo de Jesucristo que nos muestra claramente que el fin no justifica los medios. A Él no le interesaba tener un auditorio colmado de interesados por un poco de pan. Pero nosotros medimos el éxito de un culto (por ejemplo) por la cantidad de personas que asisten, sin importar que tipo de mensaje estamos entregando.

Jesucristo fue bien claro en su exposición, y muchos se ofendieron por lo que dijo. Tanto que dejaron de seguirlo  Hoy Cristo nos desafía a hablar con Su Verdad, a predicar el evangelio sin acomodar el discurso pensando que alguien puede ofenderse. ¿Hubieras seguido a Jesús o te hubieras ido a tu casa?

¡Que Dios te siga bendiciendo!
Fuente: devocionalescristianos.org